En esta conmovedora entrevista, conocemos a Raymonde Balaguer, una madre que ha seguido la carrera de sus hijos en el baloncesto desde sus primeros años hasta la actualidad. A lo largo de más de tres décadas, Raymonde comparte su apoyo constante, experiencias en el CB Pozuelo, y cómo el baloncesto ha influido positivamente en el desarrollo de sus hijos. Además, destaca la importancia de acompañar a los hijos en el deporte y ofrece consejos a otras madres en situaciones similares. ¡Descubra la historia apasionante de la Matriarca Gala del baloncesto!
1) ¿Cuál es su nombre y cuanto lleva viendo jugar a sus hijos al baloncesto?
Me llamo Raymonde Balaguer. El tiempo que llevo viendo jugar a mis hijos es muchísimo. Tanto Miguel Ángel como Rafa empezaron a jugar muy jóvenes: a los 8 o 10 años. Así que, imagínate, casi toda una vida. Ten en cuenta que Miguel Ángel ha cumplido 52 y Rafa va a cumplir los 47... No son los más jóvenes...
2) ¿Qué recuerdos tiene de la infancia de sus hijos relacionados con el baloncesto? ¿Cuándo y cómo descubrieron su pasión por el juego?
Pues los recuerdos son muchos. Han sido fines de semana, uno tras otro, para acompañarlos y verlos. Lo cierto es que el baloncesto ha sido la línea directriz de nuestra vida familiar. Desde que Miguel Ángel y Rafa fueron pequeños prácticamente TODO ha sido baloncesto. Entrenamientos, partidos, campus, y viajes...
3) Desde que sus hijos empezaron a jugar en ligas importantes (la antigua Primera B, EBA, Primera Nacional), ¿cómo ha sido su apoyo como madre? ¿Qué sacrificios ha hecho para estar presente en todos los partidos?
Lo cierto es que les he estado acompañando desde que eran pequeños. Y después cuando llegaron a senior, lo cierto es que he ido a casi todos los partidos, por no decir todos los partidos. De hecho, me conocen como la Matriarca Gala que es la que siempre acompaña a los Elefantes todos los días. No ha sido un sacrificio, ha sido un placer porque mis hijos son felices jugando al baloncesto y, a pesar de la edad, siguen divirtiéndose mucho jugando con sus amigos en el club de su vida. Te voy a contar una anécdota de cuando Miguel Ángel jugaba en Alcobendas de primera nacional y Rafa jugaba en San Fernando de EBA. Los dos jugaban el domingo por la tarde uno a las 6 y el otro a las 8 (no me acuerdo cuál es cuál). Así que, ni corta ni perezosa, veía la primera parte de uno, cogía el coche rápido e intentaba llegar a la segunda parte del otro... no fuera a ser que pensaran que había favoritos. Así que sacrificios no, pero locuras...
4) ¿Podría compartir algunos de los momentos más destacados o emocionantes que recuerda de los partidos de sus hijos en el CB Pozuelo?
Lo más bonito que me ha pasado es que los dos hayan jugado juntos en el mismo equipo y que estén rodeados de los jugadores que forman parte de Cementerio de Elefantes. Es verdad que Rafa lleva más tiempo (no sé cuánto, pero mucho), pero todos han integrado a Miguel Ángel como si fuera uno más. Si me preguntas por momentos clave en Pozuelo, yo creo que cualquiera de los ascensos a EBA, las F4... y los últimos 5 años con Cementerio son con lo que yo me quedo. Creo que es una de las cosas más bonitas que le puede pasar a un club: que los veteranos se resistan a irse porque están como en casa.
5) ¿Cómo cree que el baloncesto ha contribuido al desarrollo personal de sus hijos? ¿Ha notado cambios en su personalidad o habilidades debido a su participación en el deporte?
El baloncesto lo ha sido todo para los dos. Casi todos sus amigos, su familia, su vida social tienen que ver con el baloncesto. Es un deporte que, además, creo que les ha formado como personas. Han sabido lo que es compartir, lo que es perder, lo que es ganar y lo han hecho en el seno de sus equipos y con la ayuda de sus entrenadores. Sin el baloncesto, mis hijos hubieran sido muy buenos también (¡qué voy a decir si soy su madre!), pero seguro que hubieran sido otras personas.
6) A lo largo de la carrera de sus hijos en ligas importantes, ¿cómo ha notado que han evolucionado como jugadores y como personas? ¿Hubo momentos clave en este desarrollo?
En ambos casos, lo que ha permanecido es la pasión. Obviamente, ya no juegan como cuando tenían 18 años: ya ni son tan rápidos, ni saltan tanto, ni son tan explosivos... Pero han aprendido a jugar con el fisico que les ha tocado. No es que yo sepa mucho de baloncesto, ¿eh?, pero es lo que percibo después de más de 35 años viendo jugar a mis hijos. ¿Los momentos clave? Yo creo que ambos vinieran a Pozuelo. Rafa porque encontró un sitio muy competitivo y una familia donde jugar y Miguel Ángel, que llegó ya mayor, porque pudo seguir haciendo lo que le gustaba.
7) Al asistir a tantos eventos deportivos, seguramente habrá tenido la oportunidad de conocer a otros padres. ¿Ha construido relaciones duraderas con otras familias a través del baloncesto?
Pues relaciones duraderas, no, pero siempre me he llevado muy bien con los padres de los otros jugadores y ahora en CEMENTERIO de ELEFANTES, pues me llevo bien no solo con las mujeres de los jugadores sino también con sus hijos... ¡Soy casi la abuela de todos ellos!
8) ¿Qué consejos les daría a otras madres que tienen hijos en el mundo del deporte, especialmente en situaciones donde la dedicación es tan intensa como la de su hijo?
Les aconsejaría que acompañaran más posible a sus hijos, que les permitieran (sin descuidar los estudios) a sus hijos invertir el mayor tiempo posible en el deporte. Es, con diferencia, la mejor inversión...