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Los orígenes del Trofeo Moncho Rivera se remontan a 1968. Desde su comienzo, el nexo entre el fútbol modesto herculino, la empresa cervecera coruñesa y el sentimiento solidario quedaron de manifiesto. Todo se evidencia en el objetivo primordial que motiva la creación y continuidad de este evento, la ayuda al Asilo de Ancianos de la capital provincial. Dicho apoyo se realiza a través del vocacional carácter del fútbol aficionado, las aportaciones, por medio de la venta de entradas para el partido anual, uno de los que cerraban, o abrían para los que jugaban el Campeonato Gallego de Aficionados, las temporadas del fútbol modesto capitalino, y las generosas donaciones a través de la fila cero, junto al propio mecenazgo de la familia Rivera, propietarios de Estrella de Galicia.
El trofeo nace en 1969, en medio de una de las épocas trascendentales en la historia de la firma, que dos años antes tomara la decisión de acometer un hecho fundamental para el desarrollo y modernización de la empresa, como fue la compra de los terrenos en A Grela y la construcción de la nueva fábrica, a la que posteriormente sería trasladada la producción desde Cuatro Caminos. Inicialmente la competición tuvo un nombre sencillo, representativo de lo que era la esencia de la actividad, de ahí que se escogiese la opción “Trofeo Asilo de Ancianos”. Dicha denominación se mantuvo en las tres primeras ediciones. En 1972, los patrocinadores echaron la vista atrás y, en homenaje al fundador, decidieron rebautizar el acontecimiento con el nombre de “Moncho Rivera”. En esa etapa inicial se estableció que el modelo de trofeo consistiese en la reproducción de una taza de Ribeiro de plata sobre una peana de mármol.
Sin desmerecer en absoluto esa actitud comprometida por parte de Estrella de Galicia con la gente mayor, conviene señalar que no era la primera iniciativa vinculada al fútbol de forma permanente y con fines solidarios. En esa misma línea habían sido proyectados otros torneos como el Trofeo Liceo, el decano de los no oficiales del balompié “modesteril” coruñés, cuyos beneficios se destinaban a entidades de beneficencia del barrio de Monelos, o el propio trofeo del Victoria C.F., que trasladaba sus ingresos a la Cocina Económica, que acabaría muriendo un año más tarde de la instauración del Asilo de Ancianos-Moncho Rivera. Posteriormente surgirían otros como el Trofeo García, en Betanzos, que recaudó fondos para una organización católica de beneficencia.
En el aspecto organizativo, el trofeo estuvo vinculado a la empresa cervecera, que siempre asumió los costes, pero también a peñas deportivas relacionadas con el fútbol modesto. De hecho, fueron sensibles a la labor impulsada desde hacía tiempo por la peña “Os Homes” y a una persona, Luis Babío, que también debe incluirse entre los primeros impulsores. Junto a ellos, también desde el primer momento, trabajaron en beneficio de la idea asociaciones como las peñas “O Lionardo”, “O Cereixo”, “Os de Mañán” y “Sporting Coruñés”, además del entorno de la Unión Sportiva de Santa Lucía, que con el Payosaco, fueron los primeros participantes que lucharon por la copa.1 Si hubiese que colocar nombres propios como figuras dinamizadoras en este aspecto, dentro de esta primera edición es inevitable citar a José Fernández Freire y José Mouriño Mosquera.
1969
En esa primera edición, en la que el trofeo aún no llevaba la denominación de Moncho Rivera, se produjeron varias anécdotas y fueron invitados los destinatarios de los beneficios, siendo uno de los ancianos quien hizo el saque de honor. Aquel 30 de agosto de 1969, en La Granja, los de Santa Lucía vencían por 2-0 al descanso, para concluir con un claro 4-0 y eso que los de A Laracha afirmaran que iban “con el equipo de ganar”. Ángel fue el autor del primer gol del evento, siendo también el primer jugador en hacer un doblete. El choque fue dirigido por Fresco Paz que, al final del partido fue obsequiado, igual que los jugadores de ambos equipos, con medallas conmemorativas. El trofeo fue entregado al capitán sportivista por un acogido al Asilo.
1970
En la segunda edición el cartel fue de lujo, ya que jugaron en primero contra el segundo de la Liga de Modestos de la primera categoría herculina, Galicia Gaiteira y Santa Margarita, respectivamente. El duelo, como el de la temporada anterior, volvió a ser en La Granja, el último sábado de agosto. Los santorales fueron los que vencieron en los penaltis, tras haber concluido el partido con empate a dos e ir a remolque en el marcador. Cedillo marcó para el Gaiteira en el 32, empatando Pedro en el segundo acto. Rama adelantó otra vez a los de A Gaiteira y, finalmente, Pedro hizo su segundo gol del choque para igualarlo. En el desempate, desde los once metros, el Santa Margarita lanzó primero sus cinco penaltis, marcando cuatro. A continuación, como Quique y Ayúcar erraron los chuts de los gaiteiristas, se puso final al duelo, siendo Manuel Rodríguez Matos, en nombre de los ancianos del Asilo, quien ofició la protocolaria entrega del trofeo al capitán del Santa Margarita.
1971
La tercera copa se la disputaron el Victoria, que acababa de proclamarse campeón de la Copa Gallega de Campeones, y el Español, que estaba a la espera de celebrar la final de la Copa de A Coruña contra el Portazgo. Dos equipos elevados a su máxima expresión futbolística que, pese a ello, propiciaron el primer empate sin goles del torneo. El derbi de Santa Lucía, no obstante, se fue para la calle Castiñeiras gracias al mayor acierto en el desempate a penaltis (3-2). Los del Victoria que debutaron en el trofeo fueron Goloso, que en la portería sería sustituido por Burrieza; Juan, a quien luego relevaría Mundo, Ballesta y Tito en defensa; Suso, luego cambiado por Kubala, y Cameselle II en la medular; y Cameselle I, Pacuchín, López, Lete y Sabio en la vanguardia. Por el Español jugaron: Abo; Carlos, Chicho, Corral; Suárez, Calaza; Iparaguirre, Tono, Calibre, Pousada y Pan. Ponet sustituyó a Suárez, Nacho a Iparaguirre y Paco a Calibre. Tito, capitán blanquinegro, fue el encargado de recibir el trofeo.
1972
La cuarta edición fue la del cambio de denominación del trofeo y los contendientes fueron el campeón de la Copa de A Coruña, Imperator, y el campeón de la Liga de Arteixo, Payosaco. El de A Porta Santa era el primer equipo que disputaba la taza por segunda vez, que en esta ocasión estuvo más acertado que en la edición inaugural. Los blanquiverdes consolidaron el premio con un buen primer tiempo en el que marcaron por medio de Fernandito y Machín, éste al ejecutar magistralmente un libre directo desde la frontal del área. En la segunda parte, pese a los cambios y que los oaristas no habían podido contar con cinco habituales, pudieron reducir la diferencia, estableciéndola como definitiva, con una diana de Celso. La parte emotiva la puso Sacho, meta del cuadro larachés, que reaparecía tras una prolongada lesión y jugó los 90 minutos.
1973
El Sp. Coruñés, que acababa de ascender a Primera local y derrotar en la Copa Liceo al Galicia Gaiteira, campeón de Primera, se enfrentó al Portazgo, campeonísimo de As Mariñas, vencedor de su Liga en las cuatro últimas ediciones, para debatir quién se hacía con el quinto trofeo. De nuevo el campo de La Granja acogió un partido tan esperado por la afición como por el Asilo de Ancianos, que gracias a las recaudaciones de las ediciones anteriores habían podido comprar diferente mobiliario, además de un aparato de rayos X. El encunetro dejó entrever que lo logrado por el conjunto del Campo de Artillería no era fruto de la casualidad. Puso contra las cuerdas a los mariñanos, yéndose al descanso con la ventaja de un tanto, logrado por Héctor en el último minuto de la primera mitad. En la segunda, el Portazgo hizo valer su condición de favorito con los goles de Quique, en el minuto 50, y de Calibre, en el 65. Este mismo jugador desperdició un penalti que detuvo Miguel, meta sportinguista.
1974
La edición de 1974 se jugó por primera vez fuera de La Granja. El campo que sirvió de sede al partido fue Elviña, donde dirimieron el trofeo D. Ciudad y Español, primero y segundo, respectivamente, en el campeonato liguero finalizado semanas antes. De alguna manera, el trofeo sirvió de desquite para el conjunto de Santa Lucía. En cualquier caso, fue un partido sufrido para el Español, que temió lo peor al ver como Rufino adelantaba al conjunto de la calle Herrerías. El susto duró cinco minutos, el tiempo que tardo Berto en restablecer la igualada. El empate fue muy protestado pues, al parecer, el españolista estaba en un clamoroso fuera de juego que no percibió Grobas, el trencilla designado. Cuando se pensaba que por tercera vez, segunda en la segunda participación del Español, se iba a llegar a la resolución desde el punto a once metros del marco, apareció Ríchard, que con su gol inició los trámites para que la taza de Ribeiro fuese llevada a Santa Lucía.
1975
El séptimo trofeo trajo la conclusión de que el Galicia Gaiteira pudiese tener una maldición para ganarlo. Como en su participación anterior, la de la segunda edición contra el Santa Margarita, el cuadro de A Gaiteira se puso por delante, y de una manera mucho más clara, frente al D. Ciudad. El 2-0 al descanso, debido a los tantos marcados por el extremo zurdo Toni, parecía abrir las puertas de sus vitrinas para que fuesen adornadas con la taza. Sin embargo, los rojillos de la Ciudad Vieja igualaron en la segunda mitad con las dianas de Nano y Loliño, llevando el desenlace a los penaltis, donde como entonces, los blanco y celestes no anduvieron finos, logrando una transformación, insuficiente frente a las tres del D. Ciudad. Ramón Rivera, hijo de Moncho Rivera, hizo entrega del trofeo al capitán del equipo ganador.
1976
La octava edición demostró, en números, el trabajo denodado de los peñistas a la hora de vender entradas. La recaudación fue de 180.000 pesetas (1.082 euros), pero es que los billetes costaban 10 pesetas (0,06 euros). El Victoria tenía una papeleta muy complicada frente al Imperator, campeón liguero y subcampeón copero. Los blanquinegros, con un quinto puesto en la competición de la regularidad, habían bajado sus prestaciones en la Copa, siendo expulsados de la misma, con goleada incluida, por el Oza Juvenil en la única ronda jugada por los de la calle Castiñeiras. El primer tiempo ya dejó señalado lo que iba a ser el signo del choque. Los oaristas aventajaban al Victoria por 3-1, que anticipó el 5-1 final. Por los rojillos anotaron Aldao, Celso, Rivera, de penalti, Roberto y, por segunda ocasión, Celso, y por el Victoria Gadea rubricó el del honor.
1977
Al siguiente año. por segunda edición consecutiva, al partido le sobró la segunda parte. Era la primera vez que participaban Orzán y Vioño y el encuentro solo tuvo el color gualdinegro de los orzanistas. Al descanso se llegó con 4-0, merced a los dobletes de Antonio y Toñito. Después vino el tanto de Pucho, para el Vioño, antes de que Moncada fijara el 5-1 final. El Vioño acusó la ausencia de jugadores importantes en su esquema de juego, como Chito, Miguel y Bahamonde. Mosquera, capitán del Orzán, fue esta vez quien alzó al cielo de Elviña el ya clásico trofeo del fútbol modesto.
1978
Además de la recaudación de dinero para la entidad benéfica local, otro de los objetivos era el de la sensibilización. Por eso, era tradicional organizar una visita al Asilo de Ancianos con los jugadores y directivos de los equipos participantes. Eso llevó a circunstancias de enorme relevancia emocional, como cuando en la décima edición, tras ganar el trofeo el Portazgo, sus jugadores quisieron donar el trofeo al propio asilo, además de juntar en el vestuario una importante cantidad de dinero de los jugadores de este club, que se adjuntó a la cantidad recaudada a través de la fila cero y las venta de entradas. Otra anécdota, referida también a esa décima edición, jugada por tercera vez por el Victoria, tuvo que ver con la mala disposición de la FGF, que en medio de un desorden manifiesto obligó a retrasar en una semana la celebración del encuentro con toda la publicidad impresa para el 19 de agosto. En lo deportivo, en lo social y en lo económico, el trofeo fue un rotundo éxito, batiéndose el récord de recaudación, sobrepasándose las 300.000 pesetas (1.803 euros), con entradas a 25 pesetas (0,15 euros). El partido, un ejercicio continuo de fútbol ofensivo, se fue a O Portazgo, que ganó por 4-3 al Victoria, manteniendo al final la ventaja mínima lograda al descanso de 3-2. Los goles rojiblancos, que presentaron a varios juveniles en la alineación, fueron logrados por Javier, en dos ocasiones, y Manel, los de la primera parte, sumando Alberto otro en la segunda. Por el Victoria, Manolito fue el protagonista para lo bueno y para lo regular, porque marcó los dos tantos blanquinegros del acto inicial, el primero de ellos desde los once metros, pero falló otro penalti en el último minuto que pudo haber llevado el partido a la tanda de desempate, ya que antes, Rolando hizo el gol del segundo tiempo para los de la escalinata de Santa Lucía que, a la postre, sirvió para cerrar el marcador. El encuentro tuvo también muchos momentos para el recuerdo. Amancio volvió a su primera casa para jugar con el Victoria y ejercer de capitán después de su prolongada y exitosa carrera como futbolista profesional de relevancia mundial. El internacional español entregó, al principio del partido, un banderín al señor Núñez, acogido en el Asilo, que hizo el saque de honor después de que el ex jugador del Deportivo y Real Madrid recibiese una concha con el himno gallego escrito en la misma. Al final del encuentro, jugadores y árbitros recibieron las medallas conmemorativas del trofeo y Ramón Rivera hizo entrega de la taza a Manso, capitán del Portazgo.
1979
El Español, derrotando por 2-1 al Oza Juvenil, se hizo acreedor a guardar la taza de la undécima edición. El choque entre los de Santa Lucía y los del Barrio de las Flores se resolvió en la segunda parte, que fue la de los goles, aunque tuvo emoción hasta el final. Los españolistas se adelantaron por medio de Lito, que transformó un penalti. Más tarde empató Quico para, finalmente, marcar Cedeira y asegurar el trofeo para el conjunto españolista, que acababa de ganar la Liga. El Oza Juvenil, por su parte, había recuperado la máxima categoría local. Otra de las noticias felices tuvo que ver con el público, puesto que Elviña registró la mayor entrada en la historia del trofeo.
1980
El valor de la taza de Ribeiro alcanzó un valor aproximado de 100.000 pesetas (600 euros) para la edición de 1980. Ese año, como relata el presidente de la peña O Lionardo, y vicepresidente del Victoria, José Fernández Freire en una entrevista, la venta directa de entradas fue ejecutada, desde semanas antes de la celebración del partido, por alrededor de 500 personas pertenecientes a las cuatro peñas implicadas en la organización.2 Los protagonistas fueron el Español, que volvió a repetir pues otra vez se hiciera con el titulo liguero de los modestos herculinos, y el Órdenes. El cuadro capitalino salió como favorito, pero en aquella tercera vez en la que el trofeo se disputaba un 23 de agosto no estuvo afortunado frente a la portería rival. Eso facilitó el camino del conjunto ordinense, que en una aproximación, cuando el cronómetro pasaba por el minuto 65, definió por medio de Luis, cuyo gol, antes de ser sustituido por Noya, hizo que el trofeo fuese a parar a las vitrinas de los de verde.
1981
La edición de 1981 llevó aparejado el sentimentalismo ante la falta de José Fernández Freire, fallecido hacía pocas semanas, días después de que el Victoria, su Victoria, se salvase en la promoción jugada contra el Maravillas. La decimotercera edición tuvo como novedad la presencia de la selección de modestos de A Coruña. El rival era el San Tirso, que acababa de eliminar al Victoria y al Orzán por goleadas escandalosas, y al Imperator con cierta holgura, y esperaba rival para jugar la final de la atormentada edición de la Copa de A Coruña. El objetivo económico estaba en superar el medio millón de pesetas (300.000 euros), algo que se logró. El partido fue de claro color herculino. La selección se impuso por 3-0, con goles de Suso y Máquina, en la primera mitad, completando Jaime el tercero en la segunda parte. Jugado el viernes, 14 de agosto, Elviña presentó una aceptable entrada. Finalizado el encuentro, Jaime Rivera entregó la taza a Jaime, capitán de la selección, que salió inicialmente con Oregui en la puerta, Víctor, Nando y Garrido en la zaga, Menéndez y Tino en el medio, y Máquina, Barallobre, Suso, Jaime y Pan en ataque. Posteriormente, Diz reemplazó a Oregui, Mariñas a Víctor, Lucho a Menéndez y Toñito a Pan. El San Tirso presentó a Francisco, que sería sustituido por Tito, Vila, Benito y Silva, atrás; Moncho y Roel, en el centro; y Pardo, Alba, Toñín, Barreiro y Javier, que luego dejaría su puesto a Zurdo, adelante.
1982
La decimocuarta edición del trofeo tuvo un gran cartel, el que hacían brillar uno de los mejores equipos del Español de su historia frente al San Tirso, que repetía por segundo año consecutivo. Pero además llevaba el añadido del arbitraje, a cargo de Raúl García de Loza, ya considerado uno de los mejores colegiados del panorama arbitral español. Fue un gran partido, con dos conjuntos poniendo en práctica sus mejores conocimientos futbolísticos. El encuentro fue ganado por el cuadro de Santa Lucía, que desequilibró con dos llegadas precisas, una en cada tiempo. Primero marcó Julito y en el segundo acto lo hizo Jaime, convirtiéndose en el primer jugador que hacía una diana en dos trofeos consecutivos. Al final del encuentro, el hijo de Moncho Rivera entregó el trofeo al capitán españolista, Chicho. La recaudación, como siempre, fue a las arcas del Asilo de Ancianos. El partido fue disputado al atardecer del 27 de agosto de 1982 en el campo de Elviña.
1983
Al año siguiente, los protagonistas del partido fueron el Orzán y el Bergantiños, que lo disputaron a las órdenes del colegiado local Penas Rodríguez. Desde hacía algunas temporadas el torneo se jugaba en medio de otra vorágine de choques correspondientes a trofeos municipales que se habían consolidado en los ayuntamientos vecinos a la capital. Aún así, las peñas organizadoras consiguieron un cartel atractivo con un equipo, el Bergantiños, que aunque venía de ascender a Regional Preferente, era una institución representativa al primer nivel en la Costa da Morte, y un Orzán perfectamente capacitado para defender el pabellón de la ciudad, con un historial al alcance de pocos, que ya conocía el sabor de llevarse el cuenco en 1977. Prueba de ello es que el cuadro aurinegro mantuvo a raya al rojillo durante el desarrollo del juego, llevando la resolución final a los penaltis. Era la segunda vez que un encunetro del torneo concluía sin goles, imitando al de 1971, jugado por el Victoria y el Español. La igualdad se mantuvo en la primera tanda de penaltis. La duda para proclamar al vencedor se resolvió en la segunda, tras la que el Bergantiños se llevó el trofeo a sus vitrinas por primera vez.
1984
Los organizadores del trofeo quisieron innovar en la siguiente edición. La gran novedad fue la puesta en escena de un cartel con dos equipos femeninos, dada la buena acogida que estaba teniendo la competición regional, que en el verano de 1984 había cerrado su segundo ejercicio dentro del marco oficial de la FGF. Para disputarlo se citó al Maravillas coruñés y al Chorima, de Narón, el cuarto contra el sexto en la Liga Regional de siete equipos en la temporada 1983/84. Los dos cuadros no habían podido enfrentarse recientemente en la primera edición de la Copa gallega al retirarse de la misma el conjunto de Os Mallos. El objetivo de la organización era superar las 350.000 pesetas de recaudación (2.100 euros). Finalmente, la afluencia de público no fue la esperada, aunque se alcanzaran los objetivos de ventas gracias a la fila 0. El partido fue con final incierto. El equipo coruñés se adelantó con un gol y supo manejar el encuentro en esa mínima diferencia para llevarse el trofeo.
1985
La edición de 1985 se celebró en septiembre. Era la segunda vez que ocurría esto. La vez anterior, en 1971, coincidiendo con la última en la que el evento fue conocido como “Trofeo Asilo de Ancianos”. Con entradas a cien pesetas (0,6 euros) el objetivo estaba en superar la recaudación de la edición anterior. En esta ocasión se optó por un cartel atractivo de garantías: Selección coruñesa contra selección mariñana. Se montaron dos poderosos combinados. Los convocados por Lorenzo, técnico del Imperator, para la selección capitalina fueron los porteros Joaquín (Ciudad Jardín) y Nando (At. Los Castros); los defensas Julio (Oza Juvenil), Manolo (Galicia Gaiteira), Julián (Santa Margarita), Insua (Liceo de Monelos), José Antonio (Batallador), Pedro (Maravillas), Jorge (U. Sportiva) y Juanito (Sin Querer); los medios Hito (Vioño), Barallobre (Sp. Ciudad), Fernando Naya (Torre), Luciano (Imperator), Ríchard (Sp. Coruñés) y Mosquera (Español); y los delanteros Naya (Orillamar), Jesu (Silva), Javier (D. Ciudad), Uri (Victoria), Rabina (Orzán) y Manuel (Marte). Por parte de As Mariñas, Nené convocó a Víctor (Sp. Burgo), Pedro y Javier (Sp. Cambre), Fabeiro (Campanal), Leo (Carral), Cortiñán (Cerceda), Tito (Coirós), Barreiro (Dorneda), Rafa (Hércules), Varela y Javier (Laracha), Rafa (Juvenil), Paco (Brejo Lema), Santi (Sp. Meicende), Máquina (Obrero), José (Once Caballeros), Carrilán (Pastoriza), Carlos (Portazgo), Silva (San Tirso), Josito (Sigrás), Lata (Suevos), Mantiñán (Mercurio) y Toño y Romero (Olímpico). Las dos selecciones deleitaron a los espectadores con un fútbol muy ofensivo e incertidumbre sobre quién sería el ganador. Al descanso se llegó con empate a un tanto. Tras los cambios del descanso, el partido se revolucionó más. Al final vencieron los capitalinos por 3-2. Por los ganadores marcaron Barallobre, Luciano y Rabina, mientras que por los perdedores lo hicieron Silva y Leo. El éxito en la recaudación fue grande, al reunirse una suma de 450.000 pesetas (2.705 euros) para el Asilo de Ancianos.
1986
El año siguiente, los organizadores, que ya eran, además de O Lionardo, Sporting Coruñés, Os da Mañán y O Cereixo, la conocida como O Zoco, repitieron fórmula. Por primera vez se repitió cartel un segundo año consecutivo. El partido, por lo tanto, se presentaba como la posible revancha que podía tomarse el combinado mariñano. Para la ocasión fueron elegidos Barral, del Gaiteira, como seleccionador capitalino, y Nené, del Cerceda, como mariñano. El partido lo arbitró Fernández Cao, de Tercera División. Joaquín (Ciudad Jardín), Pereiro (Orillamar), Roberto (Español), Suso Veiga (Galicia Gaiteira), Perico (Sp. Coruñés), Julio (Oza Juvenil), Grela (Orzán), Jorge (Santa Lucía), Naya (Torre), Benjamín (Imperator), Barallobre (Sp. Ciudad), Jacobo (Vioño), Eduardo (Santa Margarita), Cobas (Montañeros), Carlos (At. Los Castros), Fanfi (Sin Querer), Josito (Liceo de Monelos), Jesús (Silva), Rouco (D. Ciudad), Uri (Victoria), Topi (Maravillas), Carlitos (Marte) y José (Batallador). Por parte de As Mariñas, con independencia de alguno que se pudiese incorporar a última hora, estaban convocados Leiviña (Juvenil), Santi (At. Arteijo), Víctor Cabezal (Sp. Burgo), Rafa (Sp. Cambre), Leo (Carral), Mñendez (Cerceda), Valera y Ton (Laracha), Bao (Larín), Paco (Brejo Lema), Manolito (Sp. Meicende), Quique (Olímpico), José (Once Caballeros), Carrillán (Pastoriza), Zamora (Portazgo), Silva (San Tirso), Schuster (Suevos), Josito (Sigrás) y Antonio (Santa Cruz). En esta ocasión, el conjunto mariñano se desquitó al vencer por 1-2. En otro de los asuntos importante cada año, el de la recaudación, el resultado ascendió a 350.000 pesetas, quedando por debajo de las esperadas 400.000. Sin embargo, lo que sobresalió en esta edición fue otro aspecto emocional de gran valor. El décimo octavo trofeo acabó en el seno de la familia de José Teijido, que durante muchos años había sido el conserje en los campos de La Granja y Elviña. El citado, fallecido a finales del mes de septiembre, recibió el 7 de octubre el homenaje póstumo de todo el fútbol modesto coruñés y mariñano. Aquel día fue jugado un partido entre las selecciones coruñesas de Segunda y Tercera Regional, se descubrió una placa que lo recordaba y las peñas organizadores del trofeo le entregaron a su familia el que ganó la selección de As Mariñas el 19 de septiembre.
1987
En 1987 el trofeo pareció entrar en un bucle. Por tercera vez consecutiva la organización decidió montar un nuevo A Coruña-As Mariñas. El partido fue programado para el 25 de septiembre, con el arbitraje de Silvosa Rodríguez, colegiado de Tercera División. El partido volvió a reproducir la superioridad del combinado mariñano que, como en la edición anterior, acabó alzándose con el trofeo. En esta ocasión, el resultado fue de 0-2, con goles materializados por Capi, del Relámpago, y Antonio, del Cerceda. La recaudación para el Asilo de Ancianos no fue la esperada, rebajándose la cantidad a las 250.000 pesetas (1.500 €).
2009
Debieron pasar veintidós años para que viese la luz la siguiente edición del torneo. Se habían perdido tantas referencias, incluidas las del torneo de 1987, que el Victoria, organizador único, apoyado en varios patrocinios, fundamentalmente el de la empresa Estrella de Galicia, no consiguió establecer correctamente el número de edición. También se quiso hacer un guiño al otro torneo histórico del club, el del propio nombre de la entidad, que tuviera regularidad entre 1958 y 1970, salvando la ausencia de 1966, y recuperado de manera aislada en 1983. Era difícil seguir el curso del pasado y, por eso mismo, era fácil no encontrar la continuidad de la secuencia. Se pensó que se habían realizado diez ediciones anteriores, por eso la de 2009 se consideró la undécima (realmente era la vigésima). Por otro lado, el evento se rebautizó como Trofeo Victoria-Memorial Moncho Rivera. En definitiva, una excelente simbiosis de ese pasado solidario con sectores desfavorecidos, económica o emocionalmente, de la sociedad, que siempre estuvo presente en el club y que mantenía el mismo criterio, que no era otro que el de recaudar fondos para una institución benéfica como el Asilo de Ancianos de la ciudad.
Dada la dimensión del club, con un extenso número de equipos repartidos a lo largo de todo el panorama competicional, se quiso ir ampliándolo para hacer partícipes del mismo a todas las categorías. La recuperación coincidió con un momento de gran emotividad para el Victoria. El ascenso, por primera vez en la historia, del primer equipo a Primera Autonómica ayudó a retroalimentar las actividades. Así, y en el contexto final de la pretemporada de la campaña 2009/10, se diseñó el torneo en varios días y con la participación de muchos invitados. El 29 de agosto de 2009 fue el momento culminante de la recuperación, al celebrarse en las instalaciones de Elviña los dos encuentros más relevantes de la edición. Por un lado, el primer equipo masculino se enfrentó a un Deportivo B que incluyó mayoritariamente futbolistas del equipo juvenil B, debido a que los componentes del equipo de Tercera División iniciaban la liga un día más tarde frente al caótico Ciudad de Santiago. Pese a ello, el conjunto blanquiazul se mostró superior, llevándose el trofeo merced a un 0-3. Los goles se produjeron en una primera parte en la que quedó sentenciado el duelo. Sus autores fueron Fernando, a los cinco minutos, Lemos a los veinte y Brais a los 35.
Por otro lado, la versión femenina del torneo sirvió para la presentación del equipo del club que se había formado para competir en Segunda Autonómica, la categoría más baja del fútbol gallego, como correspondía a un club acabado de nacer. Como rival se escogió a un conjunto importante dentro del contexto gallego, con jugadoras muy prometedoras, que colocarían a la escuadra de O Vao en el sexto lugar de Primera Autonómica al final de esa campaña. El juego resultó muy competido, dejando entrever que las pupilas de Toni Prado serían uno de los equipos fuertes en su división. Comenzó marcando el Victoria por medio de Lucía, aunque posteriormente las viguesas se recompondrían, igualando por medio de Helen y llevándose el trofeo tras el gol que daba vuelta al marcador, anotado por Luci. El Coruxo sucedía al Maravillas de la temporada 1984/85 como segundo emblema femenino en hacerse con el trofeo.
2010
Al año siguiente el partido central del torneo juntó al Victoria y a uno de los grandes equipos gallegos de Tercera División, el Cerceda. Los de O Roxo eran el eterno aspirante al ascenso a Segunda División B, que siempre fracasaba en el intento. Seis veces lo había intentado desde su ascenso al cuarto peldaño del fútbol estatal, la ultima de ellas dos meses y diez días antes de disputar el Memorial, cuando perdió en la eliminatoria final frente a La Muela en el Clemente Padilla aragonés. El potencial del cuadro dirigido por Nacho Pacios lo constató la U.D. Logroñés, de Segunda División B, que una semana después de jugarse el Memorial sólo pudo superar a los rojiblancos por penaltis en la primera eliminatoria de la Copa de España, jugada a partido único en Las Gaunas. El encuentro contra el Victoria se celebró el 25 de agosto, designándose como campo para su celebración el Rodrigo García Vizoso, popularmente conocido como A Grala-I. El Cerceda impuso la superioridad que se le presuponía, dejando el choque sentenciado en la primera mitad. Manuel abrió el marcador a los veinte minutos, César Otero aumentó la cuenta diez más tarde y, a punto de llegarse al descanso, en el 42, Barreal firmó el tercero de los visitantes. En la segunda parte, con el choque mediatizado por las numerosas probaturas, el Victoria sacó partido anotando el gol del honor por medio de Miguel Taibo.
El torneo, como ya se hiciera desde la edición anterior, se amplió a todas las categorías del club, algo que quedaría institucionalizado para todas las ediciones siguientes, salvo alguna excepción condicionada por no tener algún equipo confeccionado todavía en los comienzos de la pretemporada de la base. Para la edición femenina la directiva victorista apuntó más alto. El equipo había ascendido sin problema en la temporada anterior a la máxima categoría del fútbol gallego, por lo que se escogió otro rival superior. El Friol fue en este caso el competidor. Como era de esperar, las discípulas de Geluco Villar, el presidente-entrenador, cumplieron en el Víctor Fernández Alonso con su papel de favorito, imponiéndose por el claro 1-4 que reflejó el marcador. En el club lucense había varias futbolistas coruñesas, como Nerea o Sheila, que luego sería profesional en el fútbol austríaco, además de Tati, Vir y Alba Meilán, que posteriormente defenderían la elástica del Victoria. Incluso contaba con Mabel Ramos, internacional sub’20 mexicana, que también acabaría jugando en el Victoria antes de regresar a su país.
2011
El partido estrella de la siguiente edición fue el que celebraron en el Rodrigo García Vizoso el Victoria contra el Deportivo B. No se puede decir en sentido estricto que se jugase en pretemporada, pues la Liga ya había comenzado para ambos. El segundo conjunto deportivista acudía a la cita tras haber derrotado al Villalonga en la tercera jornada de Liga por 2-0, que lo colocaba, todavía invicto, en segunda posición de la tabla del grupo primero de Tercera División. Por su parte, el Victoria acababa de sumar su primer triunfo venciendo al Imperator por 2-1 en Elviña, que lo situaba en la parte central de la tabla del grupo primero de Primera Autonómica superada la segunda jornada de competición. Las dos categorías que separaban a ambos rivales otorgaban el favoritismo al cuadro dirigido por Tito Ramallo, que hizo uso de los menos habituales y algún juvenil. El Deportivo B venció por 2-7. Queijeiro, un centrocampista de gran calidad técnica, hizo el 0-1 a los diez minutos. José Manuel, que había jugado el sábado los últimos catorce minutos de partido contra el Villalonga, firmó el 0-2 en el 25, mientras Queijeiro sumaba otro tanto cuatro minutos más tarde. Pasada la media hora marcó Ángel el 0-4, justo antes de que el Victoria reaccionase anotando sus dos goles antes del descanso. Lucas hizo el 1-4 en el 39 y Edu, en propia puerta, el 2-4 en el 42. En el segundo tiempo bajó el ritmo. El resto de los goles se produjeron en los últimos diez minutos por medio de Cubillas (80’), Luis (82’) y Álex Pérez (88’).
Para la edición femenina se escogió al mejor equipo gallego de los último años: El Olivo de Vigo. El vigués era el primer equipo gallego femenino que alcanzaba la Primera División española desde el comienzo de la misma. En A Coruña disputaban su penúltimo encuentro de pretemporada, antes de comenzar la Liga en la semana siguiente contra el San Gabriel en el Pahíño. El partido era de los mejores que se podían ver en Galicia, pues el Victoria, con pocas sesiones de entrenamiento, se preparaba para debutar en la Segunda División española. El duelo se celebró en el Víctor Fernández Alonso el 28 de agosto y ganó El Olivo. Las viguesas, dirigidas por Quin Balbuena, tardaron en abrir la tela de araña puesta por Pili Neira para contrarrestar el potencial olívico. Marcó la veterana Loreto en el minuto 27. Poco después, la jovencita Álex Pichel acertó con el segundo. En el segundo tiempo, a los diez minutos, Pau logró el primero victorista, pero Ana Buceta, una internacional española en categorías de base, sentenció el trofeo con dos tantos anotados en los minutos 70 y 75. El 2-4 definitivo lo subió Celia desde los once metros.
2012
Para la edición del año 2012 la organización tocó a las puertas del Racing de Ferrol. El cuadro de la ciudad naval, más allá de su actualidad, que en ese momento no era la deseada pues afrontaba un tercer ejercicio en Tercera División, es de los que inevitablemente se asocia a la historia grande del fútbol gallego, sobre todo por su presencia, casi siempre en categoría estatal, y fundamentalmente por su subcampeonato de Copa de España en 1939, cuando aun ni el Victoria había nacido. También tuvo lugar con la temporada recién iniciada. El cuadro de José Manuel Aira estaba decidido a subir a Segunda División B, lo que haría al término de la campaña, y conformara una escuadra poderosa para la categoría. Acababa de derrotar al Compostela por 3-2 para continuar en una primera posición adquirida desde la jornada inaugural. El Victoria había sufrido su primer revés liguero al caer en la segunda jornada ante otro cuadro ferrolterrano, el Meirás, en el Misael Prieto. El 1-0 había restado fuerza al mismo resultado, solo que a favor, obtenido en la fecha inaugural ante el Sp. Coruñés. Como era costumbre, el Victoria se enfrentaba a un rival superior que, también como mandaba la lógica, se hacía con el trofeo. En este caso, el conjunto racinguista incorporó su nombre al palmarés con un tanto de Forte en el minuto 82. El choque se celebró el 12 de septiembre en el Rodrigo García Vizoso.
2013
La fecha más importante del torneo aportó una novedad. Por primera vez se jugaría un 3x1 entre los equipos sénior. Para la ocasión, junto al Victoria, se contó a un viejo conocido, caso del Deportivo B, y otro de los equipos de vieja estirpe en la historia del fútbol gallego: el Rápido de Bouzas. Tanto blanquiazules como aurinegros eran conjuntos de Tercera División. Los coruñeses habían comenzado mejor la competición. Tras la jornada 3 se ubicaron en la segunda plaza, a un punto de distancia del líder, el Arosa. El conjunto vigués comenzara con más dudas, por eso solo habían acumulado cuatro unidades en su haber, que los colocaba en la undécima posición del grupo primero del cuarto escalón del fútbol español. El Victoria afrontaba el reto habiendo jugado la primera jornada de Liga, rematada con triunfo ante el Orillamar. Los dos conjuntos invitados querían jugar sus encuentros seguidos, por lo que no quedaron dudas para organizar el calendario. Primero jugaría el Deportivo B y después lo haría el Rápido de Bouzas. Con independencia de los resultados que se fuesen produciendo, el Victoria abriría y cerraría el evento. El torneo se decidió en los penaltis porque los dos cuadros de Tercera vencieron por la mínima al conjunto de Santa Lucía. En el duelo inaugural, el Deportivo B se impuso por 2-1 y como en el segundo empató sin goles ante los olívicos, derrotándolo luego en los lanzamientos de penaltis, ocupó la primera posición. El último partido determinó el subcampeón, que fue el cuadro aurinegro, que ganó al Victoria mediante un gol marcado por Nando. El evento se desarrolló el 11 de septiembre en el Rodrigo García Vizoso.
2014
Justo un año después, coincidiendo con el nuevo 11 de septiembre, se disputó la vigésimo quinta edición del evento repitiéndose el formato de los tres partidos de 45 minutos con un trío de escuadras en la liza. Para la ocasión se cambió de escenario, jugándose los encuentros en el complejo de Elviña. Por primera vez participaba un cuadro de Segunda División B, el Compostela, que debutaba. Sus rivales eran los habituales en el torneo Deportivo B y el anfitrión Victoria. El Memorial comenzó con un Compostela-Victoria en el que se impusieron los santiagueses por la mínima (1-0). El siguiente capítulo lo escribieron compostelanistas y Deportivo B, cuyo medio tiempo concluyó sin que se moviese el marcador. Como fuera que en la tanda de penaltis se impusieron los de la capital de Galicia, el último encuentro se jugó conociendo el campeón. Los de la SD vinieron, vieron y vencieron. Sin embargo, la gran sorpresa la puso el Victoria, que ante un confiado segundo equipo del Deportivo se le subió a las barbas para derrotarlo por 1-0. Era la primera vez que los blanquinegros, en su versión como primer equipo de la entidad, derrotaban a los blanquiazules.
La versión femenina tuvo lugar en la tarde del último día de agosto en el Víctor Fernández Alonso. El Victoria, en una pretemporada muy irregular en cuanto a la planificación de las sesiones de entrenamientos, se enfrentaba a la selección de la delegación de Ferrol, un combinado mermado ante la carencia de equipos, pues la delegación vecina se había quedado anclada en el fútbol 8. El Victoria, muy superior, y con la vitola de haber ganado a principio de mes el Teresa Herrera ante el Boavista luso, no tuvo problemas para llevarse el trofeo por 4-0 y darle la segunda alegría de la pretemporada a Óscar Barrientos, el nuevo técnico.
2015
El Victoria dio dos saltos cualitativos en la edición del año 2015. Como si se hubiese calzado unas botas de siete leguas para dar pasos de gigante, cambió los modestos escenarios tradicionales del fútbol modesto y de base para presentarse en Riazor. La lógica imperaba, pues el otro salto se daba al incorporar al evento a dos equipos de la Liga de Fútbol Profesional: Deportivo y Lugo. El choque se materializó aprovechando el primer parón de la temporada en las ligas profesionales europeas para la disputa de partidos de selecciones, que en el caso europeo tenían que ver con la fase de clasificación para la Eurocopa. Se jugó el miércoles 2 de septiembre y acabó siendo un partido muy entretenido, con goles y resolución por penaltis. Emotivo para el Victoria fue, de alguna manera, verse representado en el campo por medio del deportivista Lucas, en ese momento referente ofensivo del conjunto dirigido por Víctor Sánchez, pues había formado parte de la base blanquinegra en su etapa de formación. De hecho, el Victoria rindió un pequeño homenaje al futbolista en los prolegómenos. Fue precisamente Lucas quien pareció decantar el encuentro a favor de los intereses deportivistas. A los catorce minutos, desviando con el tacón un centro de Cardoso y, dos más tarde, yéndose en velocidad de su marcador para encarar a Pita y superarlo por encima. En la parte final del primer período el Lugo recortó por medio de Molinero, que sorprendió a Manu Fernández con un lanzamiento de falta desde 30 metros. Al comienzo de la segunda parte, con muchas variaciones en ambos cuadros, sobre todo el local, el Lugo empató con un disparo de Joselu desde el corazón del área. En los penaltis, David, el portero del Deportivo, se mostró intuitivo deteniendo el chut de Campillo y, en la muerte súbita, el del central Carlos Hernández. El Deportivo se hizo con el trofeo al anotar cinco lanzamientos por cuatro del Lugo.
Tres días antes también hubo de resolverse por penaltis el trofeo femenino disputado por el Victoria y el Sárdoma en el Víctor Fernández Alonso. Ganó el conjunto de As Relfas por 4-5 después de que los 90 minutos concluyeran con una igualada a tres. Fue un partido muy entretenido, con alternativas en el marcador y en el juego. Al final, por el acierto desde los once metros, el cuadro de Tony Pazó se llevó el premio. Una semana antes, en territorio vigués, habían sido las pupilas de Marcos Mato, que se estrenaba al frente del equipo, quienes vencieran en el choque de presentación de las blanquiazules ante su parroquia (1-2).
2016
La siguiente edición presentó otra vez novedades. El choque estrella del evento lo ponían las viejas glorias del Deportivo y del Celta, aquellas que habían llevado a los dos principales clubs gallegos a sus momentos deportivos de mayor éxito: Superdépor contra Eurocelta. Un partido festivo, lleno de atractivos y, sobre todo, recuerdos no tan lejanos. El juego no defraudó, ni por su calidad técnica, ni por los goles. Comenzó marcando el Superdépor por medio de Pandiani cuando se llevaban dos minutos de duelo. Diego Tristán hizo el 2-0 en el 18 y el uruguayo Pandiani celebró su doblete en el 43’. Después del descanso, Mario Bermejo hizo el primero del Eurocelta en el minuto 50, hecho que repitió dos más tarde. Sin embargo, tras el saque de centro, Marchena amplió la ventaja para los deportivistas, que completaron con el sumado en propia meta por el defensa Juanfran cuando concluía el juego. En esta ocasión, la recaudación, que ascendió a 37.020 euros, se repartió a partes iguales entre dos instituciones: el Asilo de Ancianos y la Fundación Curemos el Parkinson. En encuentro se celebró el 16 de septiembre en Riazor. Moncho Rivera, nieto del que da nombre al trofeo, entregó el trofeo de ganador a Songo’o.
La competición femenina tuvo lugar en el Rodrigo García Vizoso el último domingo de agosto. De hecho fue una competición especial porque el Victoria coruñés se enfrentó a su homólogo de Santiago en tres frentes. Primero, en categoría infantil; después se jugó el duelo entre los equipos B de ambas entidades y se cerró con el choque estrella, que juntó a los primeros equipos de ambos emblemas. En todos los casos salieron victoriosas las coruñesas. El partido infantil finalizó con empate a tres, resolviéndose el triunfo blanquinegro por penaltis. El encuentro entre equipos B concluyó con 4-2 y el de primeros equipos con 2-0, cumpliendo los pronósticos que decían que las de Marcos Mato eran favoritas ante las de Chivi. Había una categoría de diferencia, que se anuló en la siguiente por el ascenso meteórico de las rojillas, que en dos temporadas pasaron de Segunda División Gallega a la Segunda española.
2017
La edición que coincidió con el cumplimiento de los 75 primeros años de la entidad tuvo una connotación especial. Por primera vez se trajo a un equipo extranjero: el Corinthians de San Pablo. El “timão” es el segundo conjunto más popular de Brasil, solo por detrás del Flamengo. Un verdadero acierto en la concepción de darle una vuelta más a la competición, pero se encontró con una dificultad no prevista. La liga brasileña tiene carácter anual y en octubre se encara la recta final de un torneo compuesto por 38 jornadas, como el español. El cuadro blanquinegro encabezaba la tabla, perseguido de cerca por su “arqui-inimigo”, Palmeiras, y otro de los grandes rivales “estaduais”, el Santos. Por lo tanto, sin renunciar al compromiso de acudir a la cita, enviaron a un equipo sub’23 que fue una pera en dulce para su oponente deportivista. Los blanquiazules, sin jugar a un gran ritmo y con algunos jugadores del Deportivo B, ganaron fácilmente. Aún así, los competitivos jóvenes corinthianos aguantaron casi toda la primera parte el resultado inicial. Sin embargo, en el minuto 41, Óscar abrió la cuenta. El segundo tiempo fue coser y cantar. Albentosa en el 49, Borja Valle en el 57, Edu Expósito uno más tarde, de nuevo Borja en el 67, Luisinho en el 73 y Albentosa, que volvía a acertar en el 83, firmaban el definitivo 7-0 favorable a la escuadra coruñesa. El encuentro tuvo lugar en Riazor el 5 de octubre, dándose una recaudación de 38.629 euros, que fueron entregados a la Cocina Económica y al Banco de Alimentos.
1 Gran expectación ante el Payosaco-Unión Sportiva (30 de agosto de 1969), La Voz de Galicia, p. 11
2“El “Trofeo Moncho Rivera” a beneficio del Asilo de Ancianos sigue gracias al fútbol modesto” (21 de agosto de 1980), La Voz de Galicia, p. 45
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