El miedo es un viejo acompañante del hombre en tanto que es una reacción emocional a una situación de peligro o una anticipación al mismo. El miedo y el deseo de sobrevivencia han marchado juntos. En la actualidad los motivos del miedo han cambiado y no necesariamente para bien, pero indudablemente hay miedo para rato y es mejor que los hombres lo aceptemos, lo entendamos y aprendamos a relacionarnos con él.
Todo deportista en algún momento de su carrera ha sentido las nervudas garras del miedo clavadas en su cuerpo a veces por causas conocidas y otras no tanto. Miedo y rendimiento, miedo y competencia son amantísimos gemelos que se acompañan pero que nunca terminan de conocerse.
¿Cuáles son los principales síntomas que acompañan a la aparición del miedo?
-Aumento de la presión sanguínea
-Aumento del ritmo respiratorio,
-Aumento de la frecuencia cardíaca
-Aumento del tono muscular (grado de dureza del músculo)
-Incremento del caudal de sangre que viaja hacia los músculos transportando oxígeno y hormonas como la adrenalina y la noradrenalina.
-Movilización de glucosa del hígado a la sangre
-Temblor
-Sudoración
En otras palabras el organismo moviliza todos sus recursos para afrontar las exigencias de una actividad mayor.
¿Existen diferentes tipos de miedo?
Freud diferenciaba tres tipos de miedos:
1.Miedo real (miedo a situaciones externas)
2.Miedo neurótico (miedo a impulsos internos)
3.Miedo moral (miedo que emana de un sentimiento de culpa)
¿Qué efecto tiene el miedo sobre nuestro organismo?
La reacción defensiva que puede producir el miedo hace que utilicemos nuestras fuerzas de reserva (mecanismo autónomo de defensa) y mejoremos nuestros rendimientos.
¿Cómo actúa el calentamiento sobre el futbolista?
El calentamiento tiene entre otros objetivos el producir un pasaje fluido de la inactividad a la actividad y evitar los efectos emocionales negativos al iniciarse y durante la competencia.
¿Cómo se hace presente el miedo?
El miedo puede aparecer como una reacción a la inseguridad producida por lo desconocido, la capacidad del rival, las lesiones que pueden darse en la competencia o las expectativas creadas alrededor del rendimiento del deportista consigo mismo, con su familia, con su país, etcétera.
Las múltiples formas del miedo
-Miedo a la lesión corporal. Esta forma del miedo se trata de una función biológica normal de protección que todos tenemos en mayor o menor grado. Las causas principales que lo provocan son: a) dificultad de la tarea, b) grado de intensidad del estímulo, c) juego sucio.
-Miedo a “quemarse”. Este es el miedo a ser motivo de escarnio por parte de sus compañeros de juego o del público presente ya sea porque pudiere cometer errores técnicos o tácticos crasos. Todo individuo tiene necesidad de recibir aprecio y calidez y reconocimiento de sus compañeros. Aunque también podríamos decir que en el alto rendimiento quien no disponga de la dureza emocional para soportar críticas y ataques tiene pocas posibilidades de lograr el éxito.
-Miedo a la derrota. Es claro que quien teme a la derrota juega para no perder y no para alcanzar el éxito. Esta actitud defensiva hace consiente la ejecución de destrezas que deberían transcurrir en forma automática devolviendo al jugador la rigidez e imprecisión de estadios anteriores en su desarrollo. Por otra parte aumenta el nivel de tensión del jugador que sale rígido y obsesionado a la cancha por obtener un resultado.
-El miedo como estímulo y depresor del rendimiento. El miedo tiene una doble función ya que por un lado sirve como un estímulo para la producción de fuerza actuando positivamente sobre el rendimiento y el aprendizaje, y por otro lado si el estímulo es muy fuerte inhibe el rendimiento y el aprendizaje.
-Miedo al castigo. En los deportes de conjunto el jugador que no rinde adecuadamente puede ser sentado o eliminado de la lista de titulares lo cual puede actuar negativamente sobre su futuro profesional.
-El miedo paralizante. El miedo puede hacer que el jugador sienta sus extremidades torpes y pesadas y que no se pueda desplazar con la velocidad normal debido a la perturbación de la actividad de su Sistema Nervioso Central. Una muy fuerte secreción de adrenalina produce, en vez de una elevación del rendimiento, una fuerte sensación de debilidad muscular.
-El miedo a lo desconocido. El miedo puede originarse de las condiciones externas modificadas. Por ejemplo, el estado del campo, amenaza de lluvia, inseguridad del estadio, etcétera.
-El miedo y la agresividad. El miedo puede producir hipermotricidad misma que se caracteriza por una conducta agresiva. A menudo observamos este tipo de conducta en algunos jugadores que a los pocos minutos de comenzar el match son amonestados o expulsados del campo de juego.
-Miedo y tensión. Detrás de toda reacción de miedo existe una tensión incontrolada. Cada ser humano posee un nivel de tensión determinado y el mejor perfil de competidor es aquel que puede tolerar grandes compromisos con bajo nivel de tensión emocional.
-El miedo y la coordinación. El miedo actúa principalmente sobre la coordinación ya que como se sabe ella depende fundamentalmente de una exacta percepción de la tarea y de una buena capacidad de concentración, así como de la llegada de los estímulos justos a los músculos precisos que deben realizar la acción motora.
-Miedo y aprendizaje. La ley Yerkes-Dodson expresa que existe una relación curvilínea entre miedo y aprendizaje, por lo que: poco miedo no estimula mayormente el aprendizaje, miedo medio lleva a un rendimiento óptimo y fuerte miedo obstaculiza el aprendizaje.
-El miedo y las correcciones. A menudo los entrenadores en su afán de suministrarles información útil a sus pupilos refuerzan las advertencias sobre lo que no se debe hacer. Ahora bien, las recomendaciones que impliquen no deberían hacerse lejos de la competencia y cerca de la misma solo se debería reforzar las acciones que el jugador debe hacer. Otra forma de inducir miedo es dar voces como ”cuidado, te puedes caer” o “ no saltes que es peligroso”.
-El miedo y el género. En investigaciones realizadas sobre el tema las niñas mostraron valores de miedo superiores a los de los muchachos. Esto se debe probablemente a que las niñas reciben menores estímulos de movimiento que los muchachos y por ende son menos fuertes y coordinadas. También influyen los roles que la sociedad asigna a cada sexos que, de los muchachos, se esperen conductas arrojadas.
-El miedo precompetitivo. El miedo y el control que se ejerza sobre el antes de la competencia mejorará o disminuirá el rendimiento deportivo. La sensación más o menos fuerte de miedo depende de factores como: educación, experiencia, estructura de personalidad e inteligencia.
¿Cómo se reduce el miedo?
Entre las medidas que se utilizan en el deporte tenemos:
1.Los ejercicios relajatorios (elongación suave, movimientos de torsión, sacudón de los miembros, etcétera) Estos ejercicios producen una agradable sensación de complacencia.
2.Entrenamiento mental. Esta forma de entrenamiento consiste en aprender y mejorar una coordinación de movimiento a través de representaciones intensas de los mismos. La representación de movimientos, elementos tácticos y situaciones del juego también reduce la tensión nerviosa.
3.Entrenamiento autógeno. Este es un método de relajación que permite actuar de forma voluntaria sobre el comportamiento de los individuos. Mediante la utilización de determinadas palabras, frases se logra un efecto tranquilizante y una relajación muscular.
Conclusión
El deportista de alto rendimiento es un individuo que constantemente deberá actuar en marcos imponentes contra contrincantes iguales o mejores que él por lo cual el tendrá que aprender a confrontarse y desarrollar una tolerancia al miedo. Para ello, aparte del entrenamiento con los métodos arriba citados, el deportista debe interiorizar las causas del miedo y hablar de las dificultades del entrenamiento y la competencia. También debe conocer los fundamentos teóricos de su deporte a nivel físico, técnico y táctico, así como conocer todos los pormenores organizativos y reglamentarios alrededor de la competencia en su deporte.
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